Con una semana de actividades, desde el 3 al 11 de abril, la UNL se propuso homenajear a todos los que han elegido como profesión la tarea de investigar. El 10 de abril de cada año se conmemora en nuestro país el Día del Investigador y la Investigadora Científicos, en tributo a la fecha del natalicio del Dr. Bernardo Houssay.  Y este año, la Secretaría de Ciencia, Arte y Tecnología de la UNL organizó una serie de actividades e invitó a participar a investigadores e investigadoras y a toda la comunidad universitaria.

Se realizó la conferencia  “Forma, Interactividad, Sonido y Silencio. Proyectos Tridimensionales Interactivos”, a cargo de Fabricio Fernandino, en  Ciudad Universitaria.

En esta conferencia se compartieron las experiencias y resultados de la creación de proyectos tridimensionales que se han realizado en diversos espacios (esculturas, objetos, instalaciones) sobre temas conceptuales como forma, interactividad, sonido y silencio, actividades desde lo académico y la investigación en el marco de programas de cooperación con otros artistas internacionales.

 

De la historia y la filosofía de las ciencias

Como así también, se realizó  la charla-debate “Historia y filosofía de las ciencias: el secreto del éxito de un matrimonio por conveniencia ideal”, a cargo del Dr. Daniel Blanco. “La historia y la filosofía de las ciencias constituyen dos disciplinas meta-teóricas tan íntimamente vinculadas que incluso se ha ensayado la figura de un “matrimonio por conveniencia” para describir esa cercanía”, comenzó su alocución Daniel Blanco, quien es Licenciado en Biodiversidad por la Facultad de Humanidades y Ciencias de la UNL, y Doctor en Epistemología e Historia de las Ciencias por la Universidad Nacional de Tres de Febrero.

En esta contribución entre las dos disciplinas, Blanco explicitó algunos de los múltiples beneficios mutuos que una saca de la otra en esta relación, para citar como ejemplo el disertante presentó tres casos: la elucidación conceptual (de la filosofía a la historia), la historia y el realismo científico (de la historia a la filosofía) y la historia y explicación científica (de la historia a la filosofía).

“Hay ciertas problemáticas que son de naturaleza claramente filosófica que no pueden prescindir del auxilio de la historia y al revés pasa lo mismo, hay cuestiones claramente históricas que necesita para su dilucidación del apoyo de la filosofía y de ahí esa necesidad que vayan juntas, y que llamemos a éste un “matrimonio por conveniencia”, enfatizó Blanco.

Daniel Blanco se refirió en su alocución a la Teoría de la Evolución, formulada por Charles Darwin e indicó que es una teoría científica de las más importantes, incluso muchos pensadores científicos refieren que la idea del origen común de la especie es una de las ideas más relevante en el mundo de la ciencia, obviamente –aclaró- que no hay que caer en un dogma, pero hay que asignarle el valor que la teoría científica tiene y, en este sentido, manifestó su pertinencia en la enseñanza de la Teoría de la Evolución en los establecimientos educativos primarios y medios de la ciudad de Santa Fe y el país.

Mirar de otra manera a la ciencia

El miércoles 11 de abril, Marcela Rebuelto visitó la Facultad de Ciencias Veterinarias (FCV-UNL) para brindar una charla sobre Bioética aplicada a la investigación científica. Rebuelto es Médica Veterinaria, doctora por la Universidad de Buenos Aires (UBA), especialista en bioética (FLACSO) y docente de posgrado de la Facultad de Ciencias Veterinarias, UBA.

“La bioética como disciplina implica una instancia de detenerse y pensar si el trabajo diario en la actividad científica está bien o está mal; qué estoy haciendo y para qué lo estoy haciendo. Son esas preguntas hacia la investigación que generalmente no hacemos. Por lo general decimos que la ciencia es neutra; yo hago mis investigaciones y sigo hacia adelante. Esa postura ya no es aceptable. Ahora la sociedad critica, comenta, pide. Hay que empezar a mirar de otra manera la ciencia no ya de la manera empirista, de análisis de los hechos e hipótesis aprobadas y rechazadas, sino desde lo que estoy haciendo y con qué lo estoy haciendo. Nuestro caso es más particular porque trabajamos con animales. Esto tiene más implicancia que si yo trabajase como los químicos, con probetas, con una computadora o cálculos. Pero resulta que nosotros hacemos investigaciones con seres que son capaces de sufrir. Y esto nos pone más dentro de la bioética que nadie. Porque estamos con una responsabilidad que no la tienen otros investigadores”, expuso Rebuelto en su alocución.

De la relación entre arte y ciencia

El 10 de abril se realizó la charla- debate  “Arte y conocimiento. Pensando las poéticas tecnológicas desde una mirada epistemológica”, a cargo de  Lucía Stubrin, quien es doctora en Teoría e Historia de las Artes por la UBA y Licenciada en Comunicación Social por la UNER. Es profesora de Semiótica (UNER) y Epistemología de las Artes Visuales (UNL). Fue becaria posdoctoral de la Fundación Carolina en la Universidad de Salamanca, becaria doctoral Erasmus Mundus en la Université de Strasbourg y becaria doctoral y posdoctoral del CONICET.

El objetivo de la charla-debate fue brindar ejemplos de los cruces entre arte, ciencia y tecnología que son bastantes explícitos y tratar de generar el intercambio siempre enriquecedor con la audiencia: retomando la clásica definición de téjne, se buscó desocultar las formas de hacer del arte, la ciencia y la tecnología a partir de obras contemporáneas. Los modos de experimentar/investigar en el presente, pueden ser considerados el punto de partida para reunir disciplinas que históricamente se han visto aisladas, y acercar a una visión más compleja sobre la producción de conocimiento que suponen las poéticas tecnológicas.

Filosóficamente –expuso Stubrin--, la distinción entre arte, ciencia y tecnología es artificial, representa una separación forzada dado que hay que entender que son creaciones humanas con diferencias en la finalidad, pero que comparten metodología y formas de experimentar. “Un propósito es pensar las disciplinas desde otro lugar, hay diferentes miradas y formaciones que nutren al conocimiento”, concluyó Stubrin.