Se lo conoce como "el ingeniero argentino de la Máquina de Dios". Sin embargo, Mario Benedetti, asegura sin vueltas: "Soy un hombre común que se caracteriza por su tenacidad. La ciencia es posible para todos, y con tenacidad y un mínimo de inteligencia, todos podemos hacerlo". Así lo dijo ante un auditorio de 500 estudiantes de escuelas secundarias y universitarios que se dieron cita en el Paraninfo de la UNL para escuchar su charla, que es el inicio de la celebración de los 40 años de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional del Litoral (FBCB-UNL).
Es ingeniero y se define como uno de los constructores de la Máquina de Dios, apelativo con el comúnmente se refiere al Gran Colisionador de Hadrones o sus siglas GCH (en inglés Large Hadron Collider, LHC), que es un acelerador y colisionador de partículas ubicado en la Organización Europea para la Investigación Nuclear.
"Es la máquina más grande que ha creado el hombre que nos llevará a futuros descubrimientos y nos permitirá  entender la evolución del universo", comenzó su conferencia el ingeniero que desde hace 37 años es parte de este proyecto internacional, que combina con su trabajo en la Universidad de Mar del Plata.

Por más cultura científica
"Esta charla marca el comienzo de la celebración de los 40 años de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas, y estos aniversarios nos permiten reflexionar tanto sobre los orígenes como sobre los temas centrales de nuestra vida universitaria, y en esta ocasión queremos hacer lo propio sobre el desarrollo científico. La UNL es una institución  formadora de conciencia y de espíritu crítico, y es nuestra tarea abonar estos espacios en que se fomenta la cultura científica, que la ciencia sea un asunto a compartir y a debatir", expresó el rector de la UNL, Albor Cantard, al presentar la conferencia.
Mientras que el decano de la FBCB, Javier Lottersberger, aseguró que la celebración persigue dos objetivos: mostrar los logros y desarrollos producidos en la unidad académica en estos 40 años, y encontrar actividades que funjan como disparadoras de vocaciones. 
"La intención es estimular a los jóvenes para que opten por carreras de las ciencias duras. A veces es difícil para los estudiantes secundarios pensar en la utilidad de la investigación o para qué sirve estudiar una carrera de estas ciencias duras. De allí la importancia de la presencia del ingeniero Benedetti porque, además de su conocimiento, es realmente muy pedagógico y muestra a los alumnos otra forma de ver la ciencia, de ver la investigación, de ver lo interesante de las carreras relacionadas con la física, la química, la matemática", indicó el decano para luego evaluar que el objetivo se fue cumpliendo pues a los 500 jóvenes que se dieron cita en el Paraninfo, se sumaron los que observaron la conferencia desde una pantalla instalada en el hall del Rectorado de la UNL.

El Bolsón de Higgs
La emoción no escapa al ingeniero, mientras desarrolla su conferencia acompañado por imágenes de las distintas partes y procesos que dan vida a la Máquina de Dios, revela que no puede evitarlo porque "es un experimento fantástico".
Y pasa a explicar, con el lenguaje sencillo y preciso que caracterizó sus dos horas de exposición, en qué consiste. "La máquina es un colisionador, como su nombre lo dice, toma partículas y las lleva a la velocidad de la luz, las hace colisionar en distintos puntos donde existen detectores, que se pueden imaginar como máquinas fotográficas. Esas colisiones reproducen muy precisamente las condiciones que había en el inicio del tiempo y el espacio, y quedan en las fotos a través de las cuales se puede ver qué fue lo que pasó en ese momento hace 13.700 millones de años, cuando se originó el universo que habitamos".
Benedetti relata que "el 4 de julio de este año se produjo un descubrimiento muy importante: una nueva partícula que en principio pareciera ser el Bolsón de Higgs, que es una teorización sobre cómo el universo produjo este proceso dinámico. Esto es un hito, hay teorías que han cobrado fuerza y otras quedaron por tierra", asegura.

A 100 metros bajo tierra
El Colisionador de Hadrones se ubica en el Centro de Europeo de Investigación Nuclear (CERN por sus siglas en inglés), en la frontera entre Suiza y Francia. La máquina cuenta con 27 kilómetros de circunferencia y está ubicada 100 metros bajo tierra.
En este proyecto participan 10.170 científicos de 80 países y están involucradas 500 universidades del mundo. Pero no todos lo hacen de la misma manera, los países miembros, que dirigen el proyecto, son 20 y aportan 6.701 personas; mientras que 2.768 son investigadores observadores, y 701 son colaboradores, entre ellos hay 14 científicos argentinos, y el primero fue Mario Benedetti.
"Se trata de un instrumento científico que no tiene aplicabilidad directa en la vida cotidiana, sin embargo todos los avances tecnológicos que fueron necesarios para hacerla funcionar, los descubrimientos que ya produjo y los que va a producir a lo largo de su vida, se volcarán directamente en la vida cotidiana", asevera Benedetti y pasa a enumerar por ejemplo a Internet, la red de comunicación que revolucionó a generaciones surgió en este centro de investigación nuclear para relacionar a los científicos. "Ustedes ya conocen el impacto que tiene en la vida cotidiana", desliza.
Explica que las "leyes de la Relatividad de Albert Einstein son de aplicabilidad directa en los GPS, si no hubiera sido por estas leyes que calculan la diferencia de la transmisión del satélite a la tierra y viceversa, no podríamos determinar con la precisión que se hace la ubicación de los objetos, aunque hubo que hacer un ajuste relativístico en relación con las distancias", cuenta.
En el transcurso de la conferencia abordará otras aplicaciones derivadas del proceso de colisión de partículas, tanto para la medicina como para la climatología o la física, entre otras.

Apuesta al país
Mario Benedetti es ingeniero en Telecomunicaciones y actualmente está elaborando su tesis de doctorado. Parte de este trabajo se volcará en su proyecto ya en marcha: la construcción de un acelerador de partículas que se pondría en funcionamiento en 2015 o 2017. "Todo lo que se hace en el mundo se puede hacer en Argentina, esto es posible, es lo que hacemos, y soy un convencido de que es fundamental para nuestro desarrollo; por eso, cuando se construye un prototipo en el centro europeo también lo hacemos en nuestro laboratorio en Mar del Plata", concluye.
Actualmente enseña en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Mar del Plata, dirige el Laboratorio de Instrumentación y Control (LCI), se desempeña como investigador del Conicet y en el CERN es agregado permanente. En esos institutos desarrolló diferentes subsistemas del colisionador de hadrones junto a otros investigadores de diferentes países. La Academia de Ingeniería de la provincia de Buenos Aires lo distinguió con el premio Ingeniero Aquiles Ortale como reconocimiento a su trayectoria.